violencia vicaria

¡CÓMO PIENSAN Y SIENTEN LOS AGRESORES!

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Mucho se habla del perfil de las víctimas y de sus secuelas, también es importante visibilizar como es una persona que ejerce la violencia

El 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el origen de esta conmemoración se remonta a los años 80, cuando militantes y activistas en favor del derecho de las mujeres honraban la memoria de las hermanas Mirabal —Minerva, María Teresa y Patria—, conocidas como las Mariposas, forman un movimiento de oposición directa contra la dictadura de Rafael Trujillo en la República Dominicana. El 25 de noviembre de 1960, las hermanas son asesinadas, por ese motivo se recuerdan sus brutales asesinatos, para concienciar sobre la necesidad de poner fin a la violencia contra las mujeres.

En este artículo pretendo reflejar como son en realdad las personalidades agresoras, con el fin de visibilizar su comportamiento, y si existe la posibilidad de una rehabilitación emocional.

Doble Fachada

La persona que ejerce violencia tiene una doble imagen, socialmente se presenta como tranquilo, amable, pero oculta en su interior su malestar. En la mayoría de las ocasiones quien se relaciona con personas de este tipo los describen como “pasivos” o muy tranquilos, pero curiosamente dentro su entorno familiar es dónde muestra su cara más violenta.

Los agresores suelen decir: “Nunca discuto con nadie y en mi trabajo me llevo bien con todos, sólo es mi pareja la que consigue sacarme de mis casillas”

En realidad, se sienten víctimas de las circunstancias o del entorno y repite el mismo patrón de conducta con todas sus parejas. Son personas que son violentos cuando observan que la situación de control que ejercen con sus parejas no les funciona, o si se sienten dominados y controlados, es cuando atacan. Claro está que cualquier cosa les saca de sus casillas.

Usan la agresión física cuando no pueden dominar. Saben que agreden y lo hacen para no perder el poder en la relación, lo hacen donde nadie les vea, o esperarán a llegar a su casa y allí descargara la violencia.

Sus ideas

Mantienen un pensamiento rígido sobre los roles que deben asumir el varón y la mujer. Son extremadamente sexistas y discriminativos, pero no muestran sus ideas abiertamente en público. Siempre minimizaran su conducta agresiva considerando que lo que ha pasado es algo sin importancia, por ejemplo, dirán: “tropezaste conmigo y caíste porque no miras por donde pisas”. Si ven que su pareja tiene un tropiezo.

Negará cualquier circunstancia o te hará ver que eres tú la responsable, porque no sabe asumir sus acciones, ¡tiene muy poca tolerancia a la frustración!

La inseguridad, celos o envidia que siente muchas veces tapa un trastorno paranoide y/o narcisista, ya que vivirá atormentando, lleno de dudas que se vuelven certezas en su mente, que al no cotejar con nadie esas ideas, se volverá más enfadado cada vez, fomentando un sinfín de discusiones y peleas.

Cree que su idea es la correcta, le resulta difícil reconocer que  puede estar equivocado.
Los conflictos son vividos como una lucha donde uno tiene que ganar y otro perder.

Cuando su pareja les cuestiona o da un punto de vista contrario al suyo, lo percibirá como una agresión hacia el mismo, por eso se defiende.

No exterioriza el dolor, el temor y la tristeza, racionaliza los afectos y por ello, acumula sus sensaciones negativas hasta que explota en un acto de violencia.

Además, no puede comprender ni entender lo que su pareja siente y piensa con lo cual carece de empatía. Para él lo importante es lo que él piensa, quiere y necesita.

La ira

Es la emoción protagonista en este tipo de personalidades, ya que no saben gestionarla y es cuando se vuelven destructivos, de ahí sus ansias de: romper cosas, pegar, e insultar, etc. Esta emoción suele surgir como una respuesta a situaciones de; miedo, inseguridad, por celos, por no saber cómo actuar o no poder controlar una situación, por sentirse humillado, por querer controlar a los demás, no aceptar las cosas tal y como suceden, etc.

Todo el mundo tiene derecho a enfadarse, sentir ira no es el problema, sino la manera en cómo lo expresan.

¿Existe una cura para estas personas?

Rehabilitar a una persona que quiera aprender a gestionar su ira y agresividad, a tener una sana autoestima, y superar su dependencia emocional, es posible con terapia psicológica especializada y continuada.

Para ello se tienen en cuenta varios factores:

  • ¿Qué ha intentado esa persona y su entorno para superar su problema?
  • ¿Cuál es su historia personal, origen familiar, situación personal y laboral, como gestiona las emociones, cuál es su modo de pensar, qué recursos personales dispone, etc? Todo esto es fundamental para saber que se puede trabajar interiormente con esa persona y que no es posible, al menos de momento.
  • Facilitar técnicas y estrategias para controlarla conducta violenta y la ira, mediante la modificación de los pensamientos, creencias y actitudes disfuncionales relacionadas con la ira y crear un patrón de pensamiento alternativo y más adaptativas.
  • Aprender a resolver los conflictos más asertivamente y aplicando habilidades sociales.

Existe tratamiento, pero debe contar con un apoyo familiar, o de su entorno para que sea más efectivo. A una persona con este tipo de problemática se le suele marcar objetivos de forma muy clara en una terapia y es el siguiente:

  • Descubrir el origen de su agresividady cuando empezó el descontrol de sus emociones, sin este paso es difícil encontrar la solución.
  • Conocer a fondo su ira y la agresividad, en que le ayuda.
  • Aceptar sus sombras y todas sus debilidades, empezando a identificar sus miedos.
  • Sanar sus heridas de la infancia
  • Resolver la relación con sus padres y Romper el Patrón de Repetición
  • Enfrentarse a los conflictos con empatía y aprender a controlar los impulsos.
  • Gestionar sus emociones, re-aprender a expresarse de forma madura y responsabilizarse de su vida emocional de una manera más independiente, sin buscar tener el poder de la relación para sentirse seguro, fomentar conceptos como: trabajar con igualdad en equipo, respetar ideas distintas, y sobre desarrollar pensamientos positivos hacia sí mismo con amor para así poder hacerlo hacia los demás.

Artículo escrito 26 Noviembre 2022 para El Progreso de Lugo

LA SEMILLA DEL MAL

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El efecto que ha producido el documental de Rocío Carrasco ha visibilizado que cualquiera puede sufrir violencia de genero

Muchas mujeres que nunca se habían atrevido a contar su historia sentimental repleta de angustia, empiezan a dar el paso a denunciar o salir de las encrucijadas que han germinado en un calvario de sufrimiento, o toman convivencia sobre su situación de pareja que no es del todo sana, porque se han dado cuenta al empatizar con las situaciones que relata Rocío Carrasco en su documental de la televisión, que han sido o son mujeres maltratadas.

No todos los hombres son maltratadores, y algunas mujeres también ejercen un abuso de poder y violencia hacia sus parejas que silencian ellos y nadie conoce. Vivimos en una sociedad que ha normalizado los micromachismos, sexualizaciones, y ciertas conductas que se justifican constantemente, minimizando los efectos nefastos que ocasiona padecer todo ese “maltrato” en el equilibrio emocional de una persona. Además, una pareja que funciona de esta manera, si tiene hijos, ellos sufrirán las consecuencias y tendrán bastantes posibilidades de copiar o la conducta del maltratador o de la víctima, convirtiendo en forma de bucle generacional un comportamiento tan toxico que reproducirán con sus parejas futuras y así, esto nunca se va a acabar.

Algunos de las definiciones que se han puesto de moda y pueden ayudarte a identificar si sufres un maltrato son los siguientes:

El ciclo de la violencia

Las estrategias que emplea el agresor para lograr su propósito y controlar a la víctima se conoce como el Ciclo de la Violencia, teoría ideada por la psicóloga Leonore Walker y está formada por tres fases:

  1. La acumulación de tensión donde el maltratador mediante: reproches, chantajes emocionales, manipulaciones, silencios, castigos, reta a la víctima, pero esta cede para evitar discusiones.
  2. Explosión y bronca, cuando aparecen las agresiones verbales, físicas, sexuales o psicológicas intensificadas.
  3. Alejamiento, distancia o semi-ruptura, que es cuando hay más posibilidades de que una persona pida ayuda o rompa con la relación, pero el maltratador despliega sus medios para meditante su “arrepentimiento” regresar.

Este ciclo se repite incansablemente y desgasta la autoestima a la víctima. Cuando el maltrato se va normalizando es más difícil salir de esa relación, porque se van deteriorando notablemente la capacidad de reaccionar y verbalizar a las victimas lo que les sucede.

Luz de Gas o Gaslight,

Es un término que tiene su origen en la película Gaslight, de George Cukor, en 1944 que relata la convivencia de una pareja y el hombre hace creer manipulando a su mujer que los ruidos que aparecen en su casa, a la que acaban de mudarse, son fruto de sus alucinaciones.

Para que alguien ejerza este tipo de manipulación, tiene que utilizar de forma muy sutil su lenguaje para culpabilizar a su víctima, con frases del tipo de: “fuiste tú quien me dijo eso …”, «los celos te están volviendo loca», “tú no eres normal”, “tú también tienes fallos, pero nadie se atreve a decirte nada, te lo digo yo que te quiero” o repetirle incansablemente que se lo inventa, por culpa de su carácter, que está mal de la cabeza o que le comen los celos.

Tergiversar conversaciones, para desprestigiar a la víctima y hacerla dudar de todo lo que ocurre. Quien lo sufre tiene una sensación de irrealidad permanente, de que se inventa las cosas o de creerse que está loca.

Violencia vicaria

Es un maltrato específico que se produce contra los hijos e hijas. Es la que se ejerce contra una persona a través del daño contra otras, es decir, para dañar a una expareja, un maltratador dirigirá violencia a sus hijos para que repercuta en su madre.

Los hijos son instrumentos u objetos, que se usan para manipular, controlar y someter a la mujer, al ya no convivir juntos utilizan ese nexo común para dañar.

Revictimización

La “doble victimización” es cómo las víctimas no solo tienen que asumir el daño ocasionado del maltrato que han sufrido, sino también cuando no son creidas a nivel judicial e institucional, o de su entorno y a nivel de los medios de comunicación les desprestigian. Se les cuestiona lo que dicen, y por ello sienten mucha vergüenza, lo que provoca un trauma añadido, por el sentimiento de culpa que se les genera también a raíz de todo esto.

Claros ejemplos de este hecho, es: cuando se publican fotos de una víctima de abuso de “cualquier manada”, donde se ofrecen todo tipo de detalles de lo que ha sufrido una mujer y lo que tiene que soportar a nivel judicial descalificaciones por parte de los abogados de la parte contraria, periodistas o mundo mediático en general, y por supuesto de la opinión acida en las redes sociales.

¿Porque tolera al menos incialmente, una mujer este tipo de comportamiento? 

Las primeras veces que una mujer detecta un maltrato de este tipo, sigue al lado de su pareja sencillamente porque cree que tiene que demostrarle, que está equivocado, que ella no es así. Luchará justificándose y explicándole sus propios argumentos, porque pudiera ser que lo que él le dice es cierto, pero si no lo es, como su autoestima es frágil, se siente vulnerable o cree que es inútil, que no vale nada, unido todo eso a su exceso de empatía y autocritica, le hará dudar de si ella pudiera estar equivocada, dando más credibilidad a lo que le dice su maltratador.

Mujeres de carácter más fuerte, pueden entremezclan su orgullo o arrogancia que provocará que deseen ver un cambio de comportamiento en el otro, es decir, creerse que: “yo me encargo de rehabilitar a este” “te voy a demostrar que estas equivocado”, generando un gran sentimiento de culpa en el subconsciente, que al saber que no lo están haciendo bien porque también se comportan de forma toxicas: porque les contestan o piensan negativamente, creen que se merecen ser “queridas” de esa manera.

La verdadera clave para salir de una relación de este tipo, es descubrir que no se tiene que rescatar a su maltratador, que no se debe aleccionarle o educarle en nada, no tiene que cambiarlo, solo puede cambiar dándose más amor así misma.

Articulo escrito 24 abril 2021 para El Progreso de Lugo

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