La depresión está conectada con un suceso señalado en tu vida y hace que te desvalorices y culpes por todo
¿Quién no ha pasado por una experiencia cargada de dolor? Desde perder a un ser querido, cambiar de trabajo, cambiar de vivienda, o pasar por una enfermedad, pueden ser algunos ejemplos, cualquiera de ellos puede desatar en nuestro interior todo tipo de emociones que con el tiempo nos pueden hacer madurar y hasta aprender de todo ello.
A ese proceso se le conoce también como “La noche oscura del alma” que es cuando una persona, pierde el sentido de la vida, sintiéndose totalmente desolada ya que se queda sin fe ni ganas de seguir adelante.
Es un proceso que posiblemente te haga reencontrarte contigo mismo y gracias a él te haga cambiar de sintonía, si antes has descubierto por qué y para qué estás aquí en esta vida, aquí y ahora.
Toda crisis debería ser usada a favor de uno mismo, para valorar lo que aún tienes, aunque haya pérdidas, para encontrar compasión, y sobre todo para darle un nuevo sentido a la vida con un nuevo camino por andar.
En este artículo pretendo explicarte porque te sientes así y porque tu vida está atrapada en tu pasado o te cuesta salir de esa oscuridad, y sobre todo lo que puedes hacer para superarlo.
Síntomas de una depresión
Algo común entre los caminantes de esta travesía tan oscura es que han perdido total interés por disfrutar de las actividades habituales, y conviven con un sentimiento de desesperación tan grande que les ocasiona fatiga a diario, sin ganas de nada, sintiendo indiferencia, desinterés, desánimo sobre cualquier cosa y miles de pensamientos negativos sobre lo que sea. No es fácil averiguar si quieren salir de ahí o si quieren mejorar, quizás sean los demás lo que deben cambiar, o dejar de dar la lata, porque son los que quieren que salgas de ese pozo. Duermes mal, quizás cada noche tengas que “empastillarte” para alcanzar descanso y al día siguiente sobrevivir al mundo, además no te gusta mucho hablar y menos de tus cosas o de lo que le interesa a los demás, en realidad te gusta escapar de la gente.
Pregúntate lo siguiente: ¿estas atrapado en tu infancia, adolescencia o alguna etapa anterior de tu vida? ¿te cuesta tomar decisiones? ¿no sabes ni quien eres o lo que quieres?.
El desequilibrio emocional se puede superar si haces consciente tus emociones y sentimientos, los aceptas y te perdonas, quizás merezca la pena darte una oportunidad.
¿De dónde viene ese bloqueo?
La persona con tendencias depresivas tiene conflictos pendientes que resolver y sobre todo suele atacar a su pareja, haciéndole pagar lo que no puede hacerle a las personas o situaciones que le han provocado mal.
Suele rechazar ayuda y eso no hace más que alimentar su rencor o su ira hacia quien le daño (a veces puede ser su padre o madre). Suele arrastras una herida desde niño de: rechazo, abandono, humillación, traición o injusticia y ha sufrido un gran dolor vivido en aislamiento, ya que no tuvo con quien hablar en su infancia o quien le escuchara sus angustias, por eso no aprendió a confiar en los demás, bloqueando sus deseos y metiéndose sobre sí mismo, mientras aumentaba su rencor.
Nadie en el mundo puede sacar a alguien así adelante si esa persona no ve que quiere salir de “su noche oscura del alma”. Si te está pasando a ti algo así acepta como te sientes.
Admite que, aunque fueras rechazado pudo haber sido tu interpretación de lo que has vivido.
“Para renacer, primero hay que convertirse en cenizas”
Nietzsche
Reconoce tu valor
Estas trastornado entre tus sueños y lo que sucede, entre lo que eres y lo que quieres ser. Navegas es un desequilibrio interior y te sientes limitado en tu espacio de existencia, donde no saboreas la vida, sintiéndote inútil. Tus expresiones favoritas son: “me ahogo”, “me quitan el aire” y te cuesta delimitar o marcar tu territorio y no sabes el espacio que ocupas en él.
Te sientes culpables de ser lo que eres además de tener tendencia a la auto-destrucción, necesitas mucha atención para sentirte valorado y manipulas a tu entorno para que te mimen.
Donde existe el miedo hay culpa
La culpa es “una auto-condena” y auto-boicot de la propia valoración como ser humano. Le sueles poner el valor a todo lo que te pasa como: “eso está bien o mal” de forma automática casi sin pensar, y lo hemos aprendido desde niños o heredado comportamental
mente de nuestros padres o alguien de nuestro entorno. Al culpar a alguien nos liberamos de ser los responsables y así conseguimos ser inocentes, y vamos por la vida de mártires y víctimas, consiguiendo el cariño y atención de los demás.
Observa que existe culpa en cada juicio crítico. Proyectamos culpa sobre todo el mundo que nos rodea, asi cada persona necesita tener un “enemigo” en su vida para poder cargarle con toda su “mierda” y quedarse tan agusto al hacerlo.
Lo primero que se debe hacer para dejar de culpa es observar a quien y que estas eligiendo culpar. Al dejar de hacerlo podrás experimentar el perdón, y soltar ese dolor. Si consiguieras abandonarte al hecho de juzgar te liberaras del proceso de tristeza.
Las relaciones personales y de pareja son oportunidades para conocernos a nosotros mismos, son espejos los demás donde podemos reconocer quien somos y saber lo que tenemos que sanar. Cuando aprendemos a observarnos liberamos al otro de llenar nuestras necesidades.
«Hay que morir varias veces para renacer.
Las crisis sirven para cancelar una época e inaugurar otra.»
Artículo publicado el 20 julio 2019 para EL PROGRESO de Lugo
Dejar una Respuesta